En nuestra aula de educación infantil, hemos incorporado la mesa de luz como un recurso didáctico, y la experiencia ha sido realmente enriquecedora para los niños. Este material, que capta su atención de inmediato, nos ha permitido trabajar múltiples áreas de aprendizaje de una manera lúdica y sensorial.
Una de las principales ventajas de la mesa de luz es que fomenta la exploración y la creatividad. Los niños pueden experimentar con distintos materiales translúcidos, como papeles de colores, bloques de construcción o figuras geométricas, favoreciendo el desarrollo de la percepción visual y la discriminación de colores y formas.
Además, hemos utilizado la mesa de luz para fortalecer la motricidad fina a través de actividades como el trazo de letras y números con arena o pintura en bolsas sensoriales. De este modo, los pequeños practican la escritura de manera divertida y sin presión.
Por último, la mesa de luz ha sido un gran recurso para la relajación y la atención plena. Al proporcionar un ambiente tranquilo y envolvente, nos ha ayudado a realizar actividades de concentración con los niños, mejorando su bienestar emocional.
Sin duda, este recurso ha transformado nuestra manera de enseñar y ha aportado un valor añadido a nuestras sesiones diarias. ¿Has probado la mesa de luz en el aula? ¡Cuéntanos tu experiencia en los comentarios!